“La implicación de la Fiscalía con las personas con discapacidad es total”
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“La implicación de la Fiscalía con las personas con discapacidad es total”
Entrevista al Teniente Fiscal de la Fiscalía de la Comunidad Valenciana, Gonzalo López Ebri
El Foro de Justicia y Discapacidad del Consejo
General del Poder Judicial ha premiado la trayectoria profesional de
este fiscal, quien desde Valencia ha dedicado gran parte de su tarea
profesional a la protección de las personas con discapacidad.
En esta entrevista, Gonzalo López Ebri se reconoce sobrecogido por el galardón recibido, pero a renglón seguido recuerda que es un premio al trabajo colectivo del Ministerio Fiscal, una institución que trabaja en equipo y que, a su juicio, ha incrementado de forma exponencial su dedicación a este colectivo vulnerable, al que hay que CUIDAR, concepto que late en la reforma legal 8/2021, y que marca un antes y un después.
López Ebri recuerda sus primeras visitas hace veinte años a estas personas privadas de libertad en aquellos hospitales psiquiátricos, y anima a los nuevos fiscales a dedicarse a esta especialidad: “con su actitud pueden hacer que este mundo sea más solidario”, afirma.
El último camello de la fila…
¿Qué supone para usted y para el Ministerio Fiscal el premio
que le ha otorgado el Foro Justicia y Discapacidad?
Me ha dejado sobrecogido. Ni conocía cómo se tramitaba la concesión, ni que yo estaba entre los propuestos. La satisfacción es evidente; tras más de 25 años dedicado al ámbito de la discapacidad, la concesión de este premio representa un grandísimo honor. Lo recibo con la humildad de quien recibe un regalo.
Pero no es un premio individual, es un premio para la Carrera Fiscal y, en especial para las y los Fiscales integrantes de las Secciones especializadas de Atención a las Personas con Discapacidad de todo el país, y que en particular quiero compartir con la Fiscalía de Sala y su equipo, y con las y los Fiscales de la Sección Especializada de Valencia.
Digo que no es un premio individual sino a la Carrera Fiscal porque, derivada de nuestra dimensión colectiva, toda la labor que en las Fiscalías desarrollamos consiste en compartir conocimientos, sabiduría, experiencias y formación, y el resultado de nuestras intervenciones no es individual, es producto de la labor de un equipo.
En el aspecto personal, ¿qué le motivó a dedicarse profesionalmente a este ámbito y desde cuándo ejerce esta especialidad?
Desde mi época de opositor, año 1976, acompañé en no pocas
ocasiones a mi preparador inolvidable (Eduardo Móner Muñoz) a la
visita de aquellos pabellones judiciales que se encontraban dentro de
los hospitales psiquiátricos generales. Allí comencé a ver de cerca lo
que significaba la privación de libertad de los más vulnerables y sus
consecuencias.
Posteriormente, en cuanto tuve ocasión, me
dediqué a esta especialidad y, ya en al año 2001, hace más de veinte
años, constituimos en la Fiscalía de Valencia la primera sección
especializada y dedicada en exclusiva a la atención de personas con
discapacidad. Mi reconocimiento a toda aquella plantilla, sin cuyo
compromiso jamás lo habríamos conseguido.
¿Cuál ha sido la evolución de la Fiscalía en estos años
respecto de la protección de las personas con discapacidad?
La evolución de la Fiscalía ha sido exponencial y de implicación total con las personas con discapacidad, con las distintas instituciones de este ámbito, y con el Tercer Sector.
El resultado final de esa implicación de la Fiscalía General del Estado ha sido la creación de una Fiscalía de Sala especializada en la atención a las Personas con Discapacidad y Mayores, a cuyo frente se ha nombrado a la que fue Fiscal General del Estado, Mª José Segarra, un referente en materia de Discapacidad para toda la Carrera Fiscal.
En concreto en Valencia, ¿cómo son las relaciones y las actuaciones de la Fiscalía con estas personas?
Hablar de la Fiscalía de Valencia, no puedo negarlo, me
enorgullece. Desde el mismo momento de constitución de la especialidad
su implicación fue y es ejemplar. E incluso, dicho por otros, un
referente.
Las relaciones que mantiene con las personas con
discapacidad es directa, personal y de una eficacia encomiable. De
igual manera con los familiares de las personas y con las
instituciones, en particular con el Instituto Valenciano de Servicios
Sociales (IVASS).
En lo concerniente a la inspección y
control de las residencias su implicación es tal que en el periodo
de la pandemia por COVID-19, la Fiscalía fue su referente.
Tras recoger el premio mencionó la reforma legal 8/2021, ¿hay
un antes y un después de su entrada en vigor? ¿Por qué mencionó la
idea del cuidado?
La reforma de la Ley 8/21, es de gran calado y un hito
fundamental en la adaptación de nuestro ordenamiento a la Convención
de Nueva York. Reconocer que todas las personas tienen capacidad
jurídica en igualdad de condiciones y suprimir el procedimiento de
incapacitación exige un cambio del entorno y, especialmente, una
transformación de la mentalidad social de aquellos profesionales del
Derecho –jueces y magistrados, fiscales, personal al servicio de la
Administración de Justicia, notarios, registradores…- que han de
prestar sus respectivas funciones a requerimiento de las personas con
discapacidad, partiendo de los nuevos principios y no de visiones
paternalistas que hoy resultan periclitadas.
En todo caso, ya
estamos en un camino sin retorno que no permite dar un paso atrás que
cuestione la igualdad de las personas con discapacidad. Es decir, hay
una antes y un después.
En la Ley late el valor de “cuidado”,
que se recoge en el Preámbulo como valor en alza en las sociedades
democráticas actuales. Esta ética del cuidado, (ethics of care),
cuya precursora fue la filósofa y psicóloga americana Carol Gilligan,
requiere que las prácticas de cuidado se lleven a cabo de una manera
democrática y que se convierta en el valor central para las
democracias entendiéndolo como un valor público derivado de la teoría
de que todos somos en algunas épocas de nuestra trayectoria vital
“receptores de cuidados” y en consecuencia, a todos nos corresponde
recíprocamente asumir la condición de “dadores de cuidados”.
¿Animaría a los alumnos de la última promoción de fiscales a
dedicarse hoy día a la discapacidad?
Durante 39 años he compaginado la labor de fiscal con la de profesor de Derecho Civil en la Universidad de Valencia, dedicándome a impartir las materias en las que intervenía el Ministerio Fiscal cuando estaba comprometido el interés social o cuando podían afectar a menores, personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad.
A finales de los años 80 ver a un fiscal que se empeñara en estas labores no era lo más frecuente; se nos relacionaba más con el ámbito penal. Hoy, felizmente, nadie comprende las funciones del Ministerio Fiscal sin que entre ellas esté, como consustancial a la institución, la de proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, promoviendo el respeto de su dignidad inherente.
A una o a un Fiscal de la última promoción le diría lo que les dije
el mes pasado cuando les di clase en Formación Inicial en el CEJ: que
con su actitud puede hacer que este mundo sea más solidario; que con
su atención puede evitar, cuanto menos, que no aumente la miseria, y
que, con su dedicación, puede impedir que la desigualdad derivada de
la vulnerabilidad tenga soporte alguno que la justifique. Que sea
consciente de cuánta fortaleza se necesita para vivir en la
fragilidad. Y terminaría contándole aquel relato africano que tan bien
describe las consecuencias de la insolidaridad y que recoge Camilleri:
«El último camello de la fila camina como todos los demás. Lo que nos
pase a alguno de nosotros le pasará a los demás».


