Presidentes de Tribunales Supremos y Fiscales Generales de la Unión Europea, en la reunión conjunta que mantuvieron en el Tribunal Supremo, centraron sus esfuerzos en torno al análisis y la importancia de la aplicación práctica de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, su incidencia en el ámbito civil, y su relevancia en el ámbito penal. Como paso indispensable en la consolidación del espacio europeo de Justicia, se tomó en consideración la necesidad de aproximar las legislaciones de los Estados miembros en el ámbito procesal, con el objeto de alcanzar un sistema homogéneo de garantías respetuoso con los Derechos Fundamentales.

Madrid Capital de la Justicia Europea

La Conferencia conjunta fue inaugurada por el presidente del Tribunal Supremo Carlos Dívar, y por el Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido, en un acto que se desarrolló en la sede del alto tribunal. El encuentro entre fiscales y jueces comunitarios fue clausurado por el Príncipe de Asturias con una cena oficial, —último acto en el transcurso de dos días de reuniones, de los máximos representante de la justicia en el ámbito comunitario—. En este momento el Fiscal General del Estado quiso resaltar, en presencia de la monarquía, “que simboliza nuestro pacto constitucional de vivir en democracia”, el hecho “de haber convertido por unos días a Madrid en la capital de la Justicia europea”.

“Un acontecimiento sin precedentes”, valoró el Fiscal, que nace de “cuatro esfuerzos simultáneos” orientados a un mismo fin: el Foro de Fiscales Generales y Directores de la Acción Penal de los países de la Unión Europea, la Red de Fiscales de Tribunales Supremos de Europa, la Región de Presidentes de Tribunales Supremos, y, como colofón, “esta Conferencia Conjunta de Presidentes de Tribunales Supremos y Fiscales Generales, todo ello en el marco de la Presidencia española de la Unión Europea”, añadió.

Por su parte, el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón , animó a los presentes a seguir construyendo el “gran espacio de justicia, libertad y seguridad de la Unión Europea” , una justicia, que definió según la cita de Francisco de Quevedo como “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le toca”.

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