Atrás Carmen Eiró Bouza, Fiscal de Medio Ambiente en Galicia: “La gestión forestal deja bastante que desear y la prevención debe mejorar”

26 de julio de 2022

Carmen Eiró Bouza, Fiscal de Medio Ambiente en Galicia: “La gestión forestal deja bastante que desear y la prevención debe mejorar”

OLA DE INCENDIOS.   Entrevista en 'El Faro de Vigo' a la Fiscal Delegada de Medio Ambiente en Galicia: Carmen Eiró Bouza.

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"Galicia sufre ya incendios de sexta generación, muy difíciles de extinguir”

“El monte tarda en regenerarse 30 años; nos estamos cargando el presente y el futuro”

Javier Fraiz

Desde 2005, Carmen Eiró Bouza (Ourense, 1969) es la fiscal delegada de Medio Ambiente y Urbanismo en su provincia y desde hace dos años es también la coordinadora autonómica. En 2020 relevó a Álvaro García Ortiz, ahora nuevo fiscal general del Estado.

Eiró, que se enorgullece de ser una “persona que conoce y proviene del rural”, asume que este verano será muy difícil por la amenaza del fuego.

– ¿Qué diferencia hay entre los incendios actuales, como los de esta ola histórica, y los que solía haber en 2005, cuando empezó como fiscal delegada?

–Los incendios que se están produciendo estos días en Galicia, Zamora, Salamanca y otras zonas de España son los denominados de sexta generación, muy difíciles de extinguir porque se crea un microclima en la producción del incendio y se potencia el llamado fuego de copas, en el que las llamas saltan de un árbol a otro. Consumen mucho oxígeno. El combustible forestal es muy abundante, y con la reciente ola de calor desapareció la poca humedad que había. El incendio que solíamos tener en 2005 no era de gran superficie, entendiendo como tales los que abarcan más de 500 hectáreas. Tenían un foco o dos, a lo sumo, y la extinción era más sencilla. Un incendio de 10.500 hectáreas y con gente que lo pierde todo... es tremendo.

–¿Qué factores se interrelacionan para llegar a provocar megaincendios de las características de Valdeorras y O Courel?

–El cambio climático no genera incendios, pero disminuye la humedad y da lugar a temperaturas extremas. Los incendios de sexta generación se producen como consecuencia del cambio climático. Su principal problemática es la extinción, porque crean un microclima en la zona, las llamas son de muchos metros de altura y la deflagración es tremenda. Los de quinta generación empezaban a afectar al entorno de las urbanizaciones, pero estos ahora directamente atraviesan aldeas. La gestión forestal deja bastante que desear y la política de prevención también debe mejorar. El combustible forestal es tremendo y el rural está prácticamente abandonado. Es un cúmulo de circunstancias. Cualquier foco de calor que se produzca al lado del combustible forestal genera una ignición automática.

–Durante muchos años, la Administración ha hecho hincapié en la intencionalidad criminal como causa de muchos incendios, pero en las memorias de la Fiscalía no se llega a esa conclusión, o al menos no tan categóricamente.

–No podemos olvidar que en Galicia existe una cultura del fuego muy arraigada; el fuego se ha utilizado como una herramienta de limpieza y para proteger el campo. Ahora no, porque el campo está prácticamente abandonado. Hay incendios intencionados, claro que sí. Cuando un fuego tiene tres o cuatro puntos de inicio lo es, pero no se puede afirmar con carácter general que todos los incendios que se producen en Galicia sean intencionados. De hecho, las quemas imprudentes generan incendios de grandes magnitudes. Y una quema imprudente no es un incendio intencionado. A lo largo de estos años, desde el 2005 hasta ahora, creo que hemos tenido dos pirómanos. Investigados intencionales, bastantes, pero ha habido muchos más incendios imprudentes.

–Cuando se registran incendios, surgen ciertas voces que sospechan de tramas, intereses urbanísticos, madereros o de la industria eólica.

–En Galicia nunca hubo una trama organizada. En el año 2006 se empezó a hablar de ello. Los intereses madereros son irrelevantes y en urbanismo las recalificaciones están en horas muy bajas desde hace tiempo.

–Suele apuntarse a la deforestación natural por parte del ganado, a la ocupación del rural y a la productividad del campo como grandes barreras contra el fuego. ¿Sin mejorar esa política es imposible frenarlo?

–Va a ser muy complicado. Vuelvo a incidir: la gestión forestal y la política de prevención tendrían que ser mucho más intensas, a mi modo de ver. En lugar de invertir en extinción, que también hay que hacerlo, yo digo siempre que la prevención es fundamental, y también incentivar la vida en el rural. Los incendios van a existir siempre, pero este tipo de incendios no se producen con estas magnitudes en los lugares donde se vive del rural, porque no hay tanto combustible forestal ni el monte está tan abandonado.

–¿La dispersión, el envejecimiento o la despoblación y el abandono del rural, más acusados en la provincia de Ourense, explican junto al clima por qué la mayoría de grandes incendios y de la superficie calcinada se concentran en este territorio?

–Galicia en general y Ourense en particular no tienen parangón con otra comunidad. Son muchos factores: altas temperaturas, abandono del rural, ancianidad...

–Tras meses de sequía, tras una ola de calor histórica y con estos graves incendios como serio aviso, ¿hay especial preocupación por parte de las autoridades de cara a lo que resta de verano y comienzo del otoño?

–Sí, sí, sí. No solo por parte de la Fiscalía y las Fuerzas de Seguridad, sino también por parte de la Xunta. Sus cámaras de videovigilancia, que empezaron a colocarse en el año 2018 abarcan del orden de millón y medio de hectáreas. Detectan con precisión el momento de inicio del incendio, e incluso a veces se puede ir a la línea del tiempo y localizar al culpable, o cuando menos iniciar una línea de investigación con ciertas garantías. Además, desde 2019, el Ministerio de Defensa tiene un convenio con la Xunta para el envío de drones, para la prevención de incendios. Es una herramienta muy potente.

–¿El incendio forestal es el delito más difícil de acreditar?

–Es muy complicado, por razones obvias. Si el incendiario es sorprendido in fraganti no hay problema, pero la mayoría de las veces, cuando el fuego se produce, el incendiario ya está muy lejos. Además, por su propia dinámica comisiva, el incendio conlleva la destrucción de pruebas. Es muy importante la labor en las primeras diligencias que realizan los agentes medioambientales y las fuerzas y cuerpos de seguridad. Los agentes son Policía Judicial y la UIFO es una unidad especializada que es la mejor en cuanto a informes sobre las causas de producción.

–¿Ha mejorado la concienciación ciudadana?

–Todavía nos falta mucho camino,pero sí es verdad que desde 2005 hasta la actualidad yo sí he visto una mayor implicación y concienciación. Aún nos queda. En un margen del 100% diría que estamos aún al 40%.

–En los tribunales, en los juicios por incendios, lo habitual es ver en el banquillo a mayores que cometieron una imprudencia en una quema.

–A mi modo de ver, habría que dar una vuelta a las quemas. Para realizarlas son necesarias una autorización y una comunicación. Creo que debería limitarse o acotarse un poco más, por lo menos saber qué edad tiene el solicitante. Una persona de 80 años, con el combustible forestal que hay en la actualidad, se enfrenta ya no solo al riesgo de incendio, que es palmario, sino para su propia persona. Con independencia de la época del año, si las condiciones meteorológicas son favorables a la propagación, las quemas deben suspenderse.

–Parajes naturales únicos en flora y fauna como O Courel y O Invernadeiro sufren un golpe muy duro estos días.

–El impacto ambiental es demoledor. Una de las concepciones erróneas que tenemos en Galicia es que hay mucho monte, mucho verde. Pasados un par de años, aparentemente parece que se recupera porque ves de nuevo vegetación. Pero la capa freática y el monte tardan en regenerarse del orden de 30 años en adelante. Nos estamos cargando todo lo que tenemos, nuestro presente y el futuro de los nuestros.

–¿Es necesario algún ajuste en el Código Penal o ya es proporcionado y equilibrado?

–Considero que las penas son más que suficientes y gravosas para atajar los delitos de incendio. El foco creo que debe ponerse en el antes de que se produzcan los incendios, en la prevención y en la gestión forestal. Hay que poner la venda antes que la herida.

 

Fotografías: Fernando Casanova

EL FARO DE VIGO.

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